La pérdida de la categoría produce el lógico malestar y desencanto de los aficionados. 3.000 socios, y 12.000 espectadores de una ciudad que contaba con 60.000 habitantes, iban a afrontar una categoría en la que habían pasado como un meteoro en la temporada 1963-64, camisetas de futbol y con un presupuesto de poco más de dos millones de pesetas. En el año 2008, se reformó totalmente el piso superior construyéndose una sala de recepción con sala de trofeos, modernas oficinas para los funcionarios y una sala de reuniones, además todas estas áreas fueron equipadas con mobiliario de última generación.





