De esta forma, Japón hizo historia al conseguir una clasificación a los octavos de final con un método jamás antes aplicado en la historia del torneo. Dicha norma se mantuvo vigente hasta la temporada 2007-08, en donde los equipos que se proclamaban campeones sin lograr completar el ciclo debían devolver el trofeo dos meses antes de la final del año siguiente, entregándoseles a cambio una réplica a escala menor. Pese a la amargura final, el público reconoció la labor de los japoneses, que a punto estuvieron de eliminar a un durísimo rival: Bélgica ganaría la Medalla de Bronce, tras superar a Inglaterra en el partido por el tercer puesto.
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