El marino Antonio de Ulloa fue quien dio a conocer a Europa el platino, un elemento químico de número atómico 78, que halló en Esmeraldas (Ecuador), camisetas futbol aunque técnicamente quien figura como su descubridor es un autor británico que estudió sus propiedades. Que su obra llegara hasta Inglaterra da fe de que la España de la época estaba totalmente conectada a Europa. Omerique presentó en esta obra un nuevo método para la resolución de problemas geométricos, usando y desarrollando las proporcionales, algo revolucionario para la época. A pesar de las persistentes dudas de la comunidad científica, su método de erradicación logró eliminar la enfermedad de La Habana hacia 1901 y en pocos años se volvió una rara avis en el Caribe. Aquello salvó una cantidad indeterminada de vidas de una enfermedad que, como narra de forma completa Javier Santamarta del Pozo en su obra ‘Siempre tuvimos héroes’ (EDAF), ricos o pobres, padecía todo el mundo a lo largo de su vida. El conocido como ‘el Sabio español’ en el extranjero elaboró en sus últimos años de vida un plan para una expedición que calculara el paralaje del Sol, es decir, la medición exacta de su distancia a la Tierra. Incansable, el cántabro también es conocido por diseñar el primer teleférico mecánico y la primera máquina calculadora.
Antes de su muerte, incluyó en una obra de carácter teológico la primera descripción de todo Occidente de la circulación menor, aquella que ocurre entre el corazón y los pulmones para oxigenar la sangre, si bien no tuvo impacto en la comunidad científica de su tiempo por ser un autor bastante desconocido. El Rey Prudente fundó la primera Academia de Ciencias y Matemáticas (1582) de Europa y uno de los primeros museos de ciencia en la historia con sede en Valladolid, así como promotor de un conjunto de academias matemáticas por todo el imperio. Este «oro verde», que se extraía de la corteza de una especie de árbol originario de América del Sur en la selva lluviosa de Amazonia, fue introducido en Europa por los jesuitas ya en el siglo XVII como poderoso febrífugo, del que se dijo que «fue para la medicina lo que la pólvora para la guerra». Nicolás Monardes fue uno de los autores más importantes del Siglo de Oro de la ciencia española, cuya obra fue ampliamente difundida en toda Europa por las descripciones botánicas de especies americanas, totalmente desconocidas en Europa, como el tomate, la patata o el tabaco.
Aburrido por su tarea militar, Azara se dedicó a catalogar hasta 448 especies (preferentemente pájaros), corrigiendo por el camino la identificación y descripción de muchas especies sudamericanas que el famoso francés Conde de Buffon había anotado mal. El navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont fue un inventor, ingeniero, científico, administrador de minas, comendador, regidor, gobernador, militar, pintor, cantante y compositor de música del siglo XVI que patentó medio centenar de inventos. Félix de Azara fue un militar, cartógrafo y científico español enviado a Paraguay por Carlos III a trazar las fronteras del Imperio español. En «Su Discurso sobre la figura cúbica» plasmó sus conocimientos de geometría y matemáticas, mientras que su participación en algunas de las campañas militares de Carlos V demostraron que no le importaba mancharse las manos de barro. Ayudante del cosmógrafo e ingeniero de Carlos V Jerónimo Girava , colaboró con él en la traducción de la ‘Geometría Práctica’ de Fineo y en diversas obras de ingeniería hidráulica. Se sabe que escribió un tratado de aritmética y dos de geometría que no llegaron a publicarse y que se perdieron. Por eso creó un hospicio para enfermos mentales denominado de los Santos Mártires Inocentes que recogía a los pobres dementes y expósitos, proyecto aprobado por el Papa Benedicto XIII y el Rey Martín I de Aragón.
Este militar que llegó a ser el médico personal de Carlos IV convenció a este Rey y sus ministros para promover una expedición que esparciera, de forma altruista, la vacuna de la viruela a lo largo del globo. Únicamente el wolframio o tungsteno figura como elemento químico aislado en exclusiva en territorio español, en su caso por los hermanos Fausto y Juan José Elhuyar hacia 1783. Este metal escaso y muy valioso fue el primer elemento químico descubierto sin ser extraído directamente de la naturaleza, ya que no existía en forma libre, sin combinar químicamente. La mayor aportación a la ciencia terapéutica de este sacerdote se centró en el estudio de los aspectos botánicos, agrícolas, comerciales y médicos de la exótica droga llamada «quina» o «cascarilla». José Celestino Mutis y Bosio consagró su vida a la medicina, a la geografía, a la difusión de las ciencias útiles, a la Ilustración y al estudio de la flora y la fauna de Nueva Granada.
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